Los seres vivos se componen de una cantidad limitada de elementos que se encuentran en la tabla periódica. Estos son conocidos como bioelementos y componen la materia viva.
Cada uno de los bioelementos tiene una función específica en los seres vivos. Por ejemplo, el hierro es un componente importante de la hemoglobina, la proteína responsable de transportar el oxígeno en la
sangre; mientras que el calcio es necesario para la formación de huesos y dientes fuertes. Por lo tanto, los organismos vivos dependen de los bioelementos como recursos esenciales para su crecimiento, desarrollo y supervivencia.

Los bioelementos pueden ser clasificados en primarios, secundarios y oligoelementos.

Los bioelementos primarios son aquellos que se encuentran en grandes cantidades en los seres vivos, como el carbono (C), el hidrógeno (H), el oxígeno (O), el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el azufre (S), que son esenciales para la formación de los principales componentes de los seres vivos.

Los bioelementos secundarios son aquellos que se encuentran en cantidades menores en los seres vivos, pero que son igualmente importantes para su supervivencia. Algunos ejemplos son el calcio (Ca), el magnesio (Mg), el potasio (K), el sodio (Na), el cloro (Cl) y el hierro (Fe).

En cuanto a los oligoelementos, tambié son importantes para el cuerpo humano, como el yodo, el zinc, el cobre, el selenio, entre otros. Estos oligoelementos están presentes en muy pequeñas cantidades en el cuerpo humano, pero son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo.